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Cuentos



EL GRAN TORNILLO - Antología de cuentos - Varios autores




Y la magia volando por los aires, esta noche, día o tarde, cuando leas los siguientes cuentos; de tu boca brotará un manto que todo lo cubrirá. -Ya lo decía Johnny, ese que tenía una de las armas secretas… se puede, se puede…
Las palabras nacerán de tu boca, lector, una a una deletrearan poesía sin papel, cual mago sobre esta realidad, ilusión. Un mundo donde quepan muchos mundos…

¿Por qué entregarse a la Gran Costumbre? Se puede elegir la tura, la invención, es decir el tornillo o el auto de juguete… Nos arde un fuego inventado, una incandescente tura


 

Ser infeliz - Cuento corto de Franz Kafka

Cuando ya eso se había vuelto insoportable -una vez al atardecer, en noviembre-, y yo me deslizaba sobre la estrecha alfombra de mi pieza como en una pista, estremecido por el aspecto de la calle iluminada, me di vuelta otra vez, y en lo hondo de la pieza, en el fondo del espejo, encontré no obstante un nuevo objetivo, y grité, solamente por oír el grito al que nada responde y al que tampoco nada le sustrae la fuerza de grito, que por lo tanto sube sin contrapeso y no puede cesar aunque enmudezca; entonces desde la pared se abrió la puerta hacia afuera así de rápido porque la prisa era, ciertamente, necesaria, e incluso vi los caballos de los coches abajo, en el pavimento, se levantaron como potros que, habiendo expuesto los cuellos al enemigo, se hubiesen enfurecido en la batalla. Cual pequeño fantasma, corrió una niña desde el pasillo completamente oscuro, en el que todavía no alumbraba la lámpara, y se quedó en puntas de pie sobre una tabla del piso, la cual se balanceaba levemente encandilada en seguida por la penumbra de la pieza, quiso ocultar rápidamente la cara entre las manos, pero de repente se calmó al mirar hacia la ventana, ante cuya cruz el vaho de la calle se inmovilizó por fin bajo la oscuridad. Apoyando el codo en la pared de la pieza, se quedó erguida ante la puerta abierta y dejó que la corriente de aire que venía de afuera se moviese a lo largo de las articulaciones de los pies, también del cuello, también de las sienes. Miré un poco en esa dirección, después dije: "buenas tardes"...




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Pasión de millones

Tomás Vidal


Rugen las hinchadas; los bombos retumban, las pupilas se dilatan. Los pulmones se inflan, los canticos se exhalan. La pasión moja la camiseta mientras las banderas flamean.
Se presenta la primera escuadra y explotan los petardos, vuelan las véngalas, los papeles y los humos de colores. Se repite la historia con el equipo rival; ambos entonan sus himnos, tensos, nerviosos, se preparan para este difícil encuentro.
¡Vendiendo en la vereda norte, buscando el bicampeonato, se encuentra el “Supermercado Santa Mabel”! ¡Y por la vereda sur, el equipo de trabajadores que este año ha sorprendido con su invicta campaña, el “Hipermercado Emperador”!
Todos los negocios pequeños e independientes ya han sido derrotados, solo quedan estas dos grandes empresas. La gente se muestra ansiosa; en medio de la calle, atentos observan la hora a la espera de las ofertas. El árbitro consulta su reloj de muñeca y resuena el pitido inicial.
Ambos mercados abren sus puertas; corren las promotoras, entregan los volantes, ataca el Hipermercado luciendo sus delanteras, pero la defensa de Santa Mabel se muestra firme en el rechazo. ¡Se viene el contra ataque! ¡Ambas escuadras bajan sus precios, los fideos y las salsas, promoción dos por uno! ¡El cliente se pone a la fila, el cajero se prepara, marca el producto, abre la caja, da vuelto y goooooool del Supermercado Santa Mabel! Se pone en ventaja la escuadra rojo y blanco. ¡Qué partido señores, esto se torna una fiesta!
Se reanuda el encuentro, esto recién comienza, aun quedan muchos clientes. Al parecer el equipo rival va a cambiar de estrategia, el entrenador saca sus cuentas y anuncia el cambio: Suben los alimentos no perecibles, baja el alcohol. Se la juega con todo el Hipermercado emperador.
La euforia por las mejores ofertas, los mejores precios, para el carrete, para el asado, desde media cancha el cliente llena el carro con botellas de vino, blanco y tinto, Santa Mabel no tiene nada que hacer, el cliente azul se acerca al área ¡Pero atención! A la vez se forman enormes colas en los cajeros del Supermercado Santa Mabel que busca enanchar su ventaja. ¡Se defiende el Emperador habilitando una caja express y goooooooool del Hipermercado! ¡La hinchada se vuelve loca, se acerca el final u esto permanece uno a uno! ¡De sorpresa, pasa rápidamente el otro cliente de la caja express y gooooolazooooo del Hipermercado Emperador! ¡Señoras y señores, se pone en ventaja la escuadra azul en el último minuto, que estrategia, que talento para vender, que eficacia, que rapidez!
Suena el pitido final y esto se ha acabado, campeón invicto el Hypermercado que ha destronado a Santa Mabel. Celebra la hinchada desde las terrazas, lloran de alegría, se abrazan, gritan extasiados. Cuando del otro lado, comienzan los destrozos, con lagrimas de impotencia y frustración bajan los hinchas a la calle, la barra se vuelve brava, con estoques y pistolas persiguen a los clientes rivales, comienza una batalla campal, los heridos caen al suelo, uno que otro muerto, las banderas se agitan sangrientas y las empresas desentendiéndose cierran sus puertas, mientras del otro lado, serenos y contentos, los dueños de estas empresas cuentan con pasión los millones recaudados. Pasión de millones. 

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